jueves, 5 de mayo de 2011

Contratiempos y Contrapuntos

El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo. Antoine de Saint-Éxupery


 Esta semana hemos tenido un aguacero sobre la ciudad que ha provocado que muchos de los miembros de la orquesta lleguen tarde al ensayo, o directamente no lleguen, y además, como ya es costumbre en los días de lluvia, hemos disfrutado de goteras en el local.

Esto me ha hecho pensar en dedicar un post a algunos de los contratiempos de cada día que hemos de soportar los músicos amateur, que, sin embargo, lejos de ser un problema, nos hacen sentir más unidos en la adversidad.

Por ejemplo, las mencionadas goteras. En nuestro local hay goteras de tamaño natural, y cuando llueve copiosamente como el otro día,
tenemos que poner cubos en el escenario, y los componentes de la orquesta se van distribuyendo alrededor de ellos en función de las necesidades. Aquí un gran cubo para las goteras entre los segundos violines y las violas.

Además, como tocamos en un antiguo escenario, que no es demasiado grande, tenemos que arrinconarnos y entonces las cortinas laterales nos molestan. No os imagináis lo que es tocar un instrumento de cuerda con un viejo cortinaje cayéndote en el pescuezo todo el tiempo. Por ello hemos optado por la salomónica decisión de hacerles un gran nudo a todas las cortinas cuando llegamos.
Os prometo que no tratamos de simbolizar nada con ello. Cuando nos marchamos al finalizar el ensayo, deshacer los nudos de los telones forma parte de las rutinas de “recoger los trastos”, y así, unos van deshaciendo nudos mientras los otros van plegando los atriles y más allá los más activos amontonan las sillas, en medio de una charla eufórica y desenfadada que dura varios minutos.

Todos los que habéis tocado alguna vez en alguna orquesta sabéis como yo que a los directores se les escapa la batuta a menudo durante los ensayos. Alguna vez, incluso también en algún concierto, con el consiguiente riesgo físico para los ojos de los músicos (por suerte uno de los violinistas es oftalmólogo).


Por ello, en las orquestas de verdad, los directores tienen presupuesto para varias batutas; en cambio nuestro maestro de vez en cuando tiene que aplicar las restricciones y utilizar un lápiz en los ensayos.
Juan Cantarell con un lápiz
No por ello pierde ni un ápice de intención en sus indicaciones. En los conciertos, es justo decirlo,  luce una hermosa y vistosa batuta blanca. 

No es infrecuente que, por motivos de trabajo, algunos de nosotros lleguemos un poco más tarde al ensayo. Lo importante es llegar, sin embargo, y no por ello hay que interrumpir la actividad. Por ello hemos aprendido a caminar haciendo equilibrios con nuestro propio atril, el arco, las partituras y el instrumento en la mano, mientras los demás están tocando, procurando que Juan no nos atice un batutazo cuando pasamos a su lado (el truco es contar, y pasar muy rápido justo en el tiempo 1 del compás), intentando no tirar los atriles de los demás, y sobre todo no pisar a nadie ni a nada.

La palabra amateur tiene incluido el lexema “amor”, cosa que hace totalmente improbable que uno de nosotros pise, por error, un violonchelo que está en el suelo, o una partitura. En cambio, sí podemos pisar tranquilamente el borde de la chaqueta del vecino que cuelga de la silla, o dar una patada sin querer al móvil que se han dejado encima de la tarima. Por no hablar de cuando clavamos sin piedad nuestra pica de titanio en el suelo de cualquier sitio, aunque sea de parquet de espigas de roble.

Estas y otras penurias hemos de sufrir los músicos aficionados. Como cuando hace demasiado frío para ensayar, y sólo disponemos de una canija estufa endeble en el lateral de la platea, que no calienta nada.
Para poder tocar hay que mover los brazos cómodamente y no se puede llevar abrigo. De manera que mi amigo Santiago empezó a llevar un chaleco sin mangas acolchado, y yo le he imitado. Suerte que pronto es verano.

A pesar de todo, nos gusta poder ser útiles a alguien de vez en cuando. 
En el último ensayo nos visitó la futura pianista y actual estudiante de Bachillerato, Marta, que dejó un comentario en el blog interesándose por las antiguas componentes de la orquesta femenina, para hacer un trabajo en su escuela sobre el papel de la mujer en la música catalana del siglo XX. Marta acudió como espectadora al ensayo y pudo entrevistar a las chicas. Hay jóvenes impresionantes, y para mí es un honor que este humilde blog haya servido para que se haya producido este contacto.


 

9 comentarios:

  1. Genial. T'expliques que ni en Josep Pla.
    Jordi

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  2. Et dec un cafè :-) ... suposo que t'has sentit identificat, colega... Ja em diràs els detalls del vostre concert! Una abraçada!

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  3. ¡Jajaja, qué delicia de entrada! La parte referida a no "atacar" nunca un instrumento o una partitura y sí un móvil o una chaqueta me ha encantado. Y lo del título es genial... Y los nudos del telón son "gordianos"
    Y estás guapa hasta en esa foto infame.

    Petonets i abraçades

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  4. Hola Freia! Como Ampurdanesa, te voy a anudar más el nudo gordiano: conoces la obra de Salvador Dalí "Silla y mesilla de noche atacando ferozmente a un violonchelo"? Gracias por los piropos. Prometo que cualquier día de estos me presentaré al ensayo con la Nikon reflex en vez de con la cámara del teléfono, que es lo que siempre utilizo...Besos!

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  5. Ui! em sonen algunes de les coses que dius... Com lo de caminar per entre faristols intentant no rebre un cop d'arc de violí... he he
    Nosaltres no tenim goteres, per sort! Però de vegades ens marxa la llum!
    M'agrada com expliques les coses que us passen, i ja veus...no sou els únics que teniu aquests problemes.

    Ja sabem que tocarem el Rèquiem de Mozart els dies 17 i 30 de juny a les 21h Badia del Vallès. L'adreça exacte encara no la sé. Espero, però que al setembre o a l'octubre el puguem tocar a Barcelona
    Seguiré informant
    petons

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  6. Fra Miquel, crec que algun dels dos dies em podré escapar. Si no, doncs al setembre. Fa temps que no sento aquesta obra en directe, i tinc moltes ganes de conèixer la vostra orquestra. Gràcies pels comentaris al blog!

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  7. Sois unos privilegiados al poder tocar juntos.
    Siempre quise dominar un instrumento, no fui capaz, la naturaleza no me ha bendecido para ello.
    Pero siempre que oigo tocar a un aficionado mi envidia, sana, se dispara.
    Nunca lo dejéis, nunca.
    En cuanto a la frase se Saint-Éxupery que encabeza tu entrada, yo le añadiría algo:
    "El hombre se descubre cuando se rompe las narices contra un obstáculo"
    Y que me perdone Don Antoine.

    Saludos.

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  8. Javier, la verdad es que a mí también me gustaría dominar mi instrumento, pero es al revés... :-)
    Tocar juntos es un privilegio del que soy plenamente consciente. Cuando veo a mis compañeras mayores que yo, disfrutando como locas en los ensayos y en los conciertos, sé que se cumplirá lo que dices, no lo dejaremos nunca. En lo de los obstáculos tienes toda la razón...! Un abrazo, y es un honor que hayas leído estas líneas!

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  9. Son rítmicos y cadenciosos hasta para movilizarse. Qué bueno que ni los contratiempos les impida hacer arte. Si hasta parece que los motiva aún más. Me gusta como relatas.

    P.D: ¿Y qué tal estuvo la tocada?

    Saludos.

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