jueves, 14 de abril de 2011

Esto no hay quien lo detenga

"¡Música! Melancólico alimento para los que vivimos de amor." Rayuela. Julio Cortázar.


Hoy toca miscelánea. Hay muchísimas novedades musicales en nuestra orquesta. Parece que estamos adquiriendo la madurez necesaria en ciertas obras, a  la vez que vamos introduciendo otras, con la perspectiva de tocarlas próximamente, ... o no tan próximamente.
  

Noticias musicales

Ruben, de rojo, detrás de Josep Maria Serrado
En primer lugar, estamos preparando el Concierto para violín y orquesta en Re menor de Felix Mendelssohn. No es el archiconocido, sino que se trata de un concierto para violín y cuerdas que compuso cuando era adolescente para su propia orquesta. Hoy hemos empezado a leerlo. El solista será el gran Rubén, que es una nueva incorporación de este año. Es un

Ruben

violinista profesional, joven y brillante, que además, da clases a mi amiga Lola, de la que hablo más abajo.

También hemos empezado a ensayar la obra para orquesta de cuerdas “Vistes al Mar” de Eduard Toldrà. Esta obra fue compuesta inicialmente en 1921 para cuarteto de cuerda, y posteriormente le gustó tanto que la adaptó para orquesta para ser tocada por la Orquesta de Barcelona, que él dirigía. Es una de la obras más inspiradas de Toldrà, y está basada en tres poemas de Joan Maragall, alguno muy conocido que en las escuelas de Catalunya se aprendía de memoria cuando yo era niña: “La Ginesta”, “Allà a les llunyanies del mar” y “La mar estava alegre”.

Si queréis escuchar una buena versión, al menos desde mi punto de vista, buscad la grabación que hizo el Cuarteto Casals. Tal como lo comenta Ana María del Valle, se trata de una obra viva y llena de luz. Antes de cada pieza también aparece la lectura del poema correspondiente de Joan Maragall

Hoy, además, nos han repartido unas partituras de Sibelius, con la promesa de que no eran muy difíciles.  Sin embargo nos la hemos visto y deseado para hacer pizzicatos con doble cuerda, síncopas rápidas y acordes dolorosos, todo ello leyendo a primera vista en unas transcripciones hechas a mano. Se trata de la Romanza en Do (op. 42) y Andante Festivo (op. 117 a).


Nuevos fichajes

Jordi Fluvià, Josep Gelpí, Santiago Rosales y Carolina Segarra
Además de Rubén, nuestro flamante y virtuoso violinista, se ha incorporado hace ya varias semanas Roderic, que está en los primeros violines, y desde hoy, Carolina Segarra, que estará en los segundos violines. En cuanto a Carolina, puedo deciros que está encantada y le he tomado una foto mientras  la rodeaban mis amigos cellistas. Carolina es nada más y nada menos que la hija del Dr. Segarra, fundador de nuestra orquesta junto con el Dr. Soler. Ahí es nada. La música, por lo tanto, la lleva en los genes; qué suerte! Tengo ganas de que me cuente un día la historia de su familia.

Dos violinistas: Lola y su amigo
Por otra parte, y ya que hablamos de violines, esperamos que se vuelva a unir a nosotros mi querida Lola, pianista y alumna destacada de violín de Rubén. De hecho, conozco a tres alumnos de violín del Rubén, y he de decir que ella es la mejor de los tres, con diferencia. Comenzó con nosotros a principios del curso, pero tuvo que dejarlo por incompatibilidades varias. Por cierto, también le hemos preguntado si tiene algún amigo que se anime a venir a tocar con nosotros, y dice que sí, que conoce a alguien, y ya se lo preguntará, no sé. Aquí os dejo una foto en la que aparece con su amigo misterioso, creo que ella es la del pelo negro rizado.

Más cosas, más cosas: nos ha escrito Gemma, la violinista más viajera de la orquesta, diciendo que el mes que viene regresa. Hurra!


Josep Maria Serrado
Y por último una mala noticia para la orquesta: Josep María Serrado, el concertino, nos deja temporalmente porque se marcha a vivir a Estados Unidos durante unos meses. Mucha suerte, sigue tocando, y vuelve pronto!


Rumores y cotilleos

Estas son ideas que necesitarán trabajo, reuniones, discusiones y alguna que otra copita en petit comité antes de llegar a materializarse, pero ahí van:

Se cotillea y se rumorea que el año que viene vamos a poder tocar un concierto de Haydn para piano y orquesta con cierto pianista secreto cuyo nombre ya revelaré en su momento.

También se ha cotilleado en círculos muy íntimos que cierto contrabajista quiere tocar con nosotros un concierto para contrabajo y orquesta de un compositor catalán. Y hasta aquí puedo leer.


Próximos conciertos

Yo lo voy diciendo, pero lo repetiré de vez en cuando por si acaso: reservaos las fechas de los dos conciertos que daremos antes del verano:

Jueves 12 de Mayo, en el Col.legi d’Advocats de Barcelona

Jueves 9 de Junio, en el Col.legi dels Jesuïtes de la calle Casp nº 25.


Fotos del Concierto de Caldes de Montbui

Pues no hay.


Pero por suerte, el marido de Kim nos tomó estas fotos durante la prueba de sonido que hicimos antes de comenzar, y creo que os podéis hacer una idea de cómo estuvimos.


 




 
Por cierto, a mis compañeros de la orquesta: me encantan los comentarios en el blog! Gemma me dijo que tenía dificultades para escribirlos, pero creo que ya lo he solucionado. Así que ánimos!





jueves, 7 de abril de 2011

Las perlas del dire (III)



“La música debería haber sido realmente una ciencia hermética, conservada en textos con una interpretación tan extensa y difícil que habría desanimado a buen seguro a todo ese tropel de gente que se sirve de ella con la ligereza con que se sirven de un pañuelo.”  Claude Debussy




Hemiolias y Sextas Napolitanas

Trabajar una partitura a fondo, aprovechando todos los recursos compositivos que dispuso el autor, desenterrando los secretos armónicos escondidos entre las barras de los compases como un niño que busca huevos de pascua camuflados entre los muebles de la casa:

Manos y batuta de Juan Cantarell

esto es lo que hace Juan Cantarell, nuestro director, con sus “perlas”. Sin embargo, del mismo modo que hay quien no da puntada sin hilo, él no da perla sin intención.



En este caso, ocurrió analizando una pieza que venimos preparando y mejorando desde hace unos tres meses, un Concertino para cuerdas de Carlo Ricciotti. Ya he comentado en otras ocasiones que la obra se atribuyó a Pergolesi durante un tiempo, y ahora se tiende a atribuir su autoría a Unico Willem van Wassenaer (algún día explicaremos las anécdotas referidas a estos tres individuos). Bueno, pues resulta que este concierto barroco, no muy conocido, está tan sembrado de juegos rítmicos y devaneos con las tonalidades como el que más. Quién sabe cómo sonaba en “versión original”, con los instrumentos auténticos y en el entorno para el que se escribió!

Pero lo que sí podemos desmenuzar, la partitura que nos ha dejado, está repleta de detalles importantes que condicionan la interpretación y que se dirían auténticos guiños al futuro, secretos y curiosidades que nuestro director ha ido desvelándonos en forma de “perlas”. De modo que, con su permiso, hoy me he propuesto desgranar dos de las llamadas perlas del dire.


La Sexta Napolitana

Tanto Ricciotti (1681-1756) como Pergolesi (1710-1736) y Wassenaer (1692-1766) vivieron y trabajaron en el siglo XVIII, de manera que pudieron heredar algunos de los conceptos introducidos por el compositor napolitano Alessandro Scarlatti (1660-1726). Este último, si no fue el creador, sí fue uno de los primeros en utilizar el acorde con el sugerente nombre de sexta napolitana.

En algunos compases de la obra mencionada aparece uno de estos acordes, y Juan nos lo hace notar para que seamos plenamente conscientes de ello y lo ejecutemos con una intención invisible pero perceptible. Creedme: no es lo mismo pasar una obra de manera automática, prestando atención sólo a la digitación, a los arcos y al ritmo, que hacerlo conociendo estas deliciosas complejidades hechas a propósito para enriquecer la música. En aquella época, este tipo de resoluciones de acordes eran relativamente nuevas, aunque posteriormente, como más o menos todo en la música y en la vida, fue utilizado en el clasicismo y en el romanticismo, y sigue vigente.

No pretendo en modo alguno dar una clase sobre lo que es una sexta napolitana, pero simplemente diré, resumiendo, que se trata de un acorde del segundo grado (es decir, por ejemplo, en la escala de la menor, el segundo grado sería el si), en el que se altera descendentemente medio tono la fundamental. En el ejemplo se ha transformado el si en si bemol. ¿Por qué, entonces, se le llama sexta? Porque comúnmente se suele utilizar la primera inversión del acorde, añadiendo la fundamental en el bajo. 



El acorde ii




El mismo acorde tras disminuir la fundamental del mismo: Sexta Napolitana

Al alterar de forma descendente la fundamental del acorde, se crea una mayor tensión armónica y un estado de ánimo especial, como anhelante. De hecho, la música estaba por aquel entonces muy a menudo al servicio del texto, generalmente muy poético y lleno de sentimientos muy intensos de todo tipo, el cual se intentaba potenciar con estos efectos conseguidos a base de progresiones de acordes ingeniosos o progresiones armónicas (y además, en el sur de Italia!!!).


La Hemiolia o Hemiola

 Hemiolia es una palabra griega que significa “entero y medio”, y que se ha consagrado a la música. Los autores italianos llamaban hemiolia a ese tipo de compás triple en que cada tiempo es una negra. La hemiolia actual consiste más o menos en tocar dos compases de tres tiempos como si se tratara de tres compases de dos tiempos. De este modo se obtiene un recurso rítmico que da por un momento la sensación de estar tocando un patrón binario cuando lo que está escrito es ternario. En la obra de Carlo Ricciotti aparecen varias de estas figuras, y cuando nos acercamos al compás en cuestión, a veces el director nos grita “HEMIOLIA!”, para que lo marquemos de manera correcta, enfatizando los tiempos adecuados.

La gracia de la hemiolia está en que puede ser utilizada de forma consecutiva, es decir 1-2-3, 1-2-3, 1-2, 1-2, 1-2, o bien de forma simultánea (con las diferentes partes de la orquesta, o bien en el piano, cada mano hace un ritmo). He encontrado dos ejemplos, uno de Haendel, y otro de Brahms, en los que se entiende perfectamente este concepto.


 

Para los amantes de la música como yo, estas “perlas del dire” son joyas. Gracias, Juan, no sólo por dirigirnos, tolerarnos, aguantarnos y encima mejorarnos, sino también por enseñarnos estos secretos herméticos.