domingo, 20 de febrero de 2011

La parte más femenina de la orquesta

Para variar, hoy no hablaré de nuestra orquesta, sino de otra orquesta.


Se trata ni más ni menos que de la “Orquesta Femenina de Barcelona”, fundada en 1932 por la pianista y directora Isabel de la Calle. Posteriormente pasó a llamarse “Orquesta Clásica Femenina”. Su trayectoria fue notable, con crecientes éxitos, y colaboraciones históricas, como las de la violinista Rosa García Faria o la joven pianista Alicia de Larrocha. Tocaron hasta entrados los años setenta en que su actividad se fue diluyendo.


¿Por qué menciono esta orquesta hoy? En primer lugar, porque me parece un hecho histórico muy significativo si tenemos en cuenta las condiciones de la mujer en las décadas pasadas. Las veintitantas chicas que componían el grupo, todas excelentes intérpretes, dedicaban gran parte de su tiempo a participar en esta formación musical, haciendo equilibros con los horarios de sus trabajos o con sus obligaciones familiares.



Pero tenemos más cosas aún en común con ellas, además del hecho de ser una orquesta amateur. En primer lugar, gracias a una serie de coincidencias, somos depositarios de gran parte de su fondo de partituras. Y en segundo lugar y mucho más importante, tenemos entre nosotros a algunas de las intérpretes que la constituyeron.



Se trata de las violinistas Helia Elpón, Rosa Biota, Lupe Galobardes y Teresa Bonaparte, entre otras. Bueno, Teresa ya está “jubilada” de la orquesta, pero sólo porque ella quiere.


De ellas, me gustaría hoy dedicarle una mención especial a Helia. Cuando hace algunos años, al poco de incorporarse a nuestra orquesta, vino a pasar la tarde a Cadaqués con su familia, le presenté a mis padres, y hablaron de música. Pero en aquel entonces yo no sabía bien con quien estaba hablando. Helia fue violinista profesional de la orquesta del Gran Teatre del Liceu antes de ejercer de violinista en nuestra orquesta. No contenta con eso, si se tercia, es capaz de interpretar como solista el concierto para piano de Grieg, o el concierto para dos violines en Re menor de Bach.


Pero algunos de mis amigos me han pedido que no olvide comentar una gran anécdota sobre Helia. En sus tiempos de profesional en la orquesta del Liceu, curiosamente estaba establecido que los salarios de las mujeres músicos fueran inferiores al de sus compañeros masculinos. Si desde entonces, y para siempre más, la situación cambió y ahora hombres y mujeres perciben el mismo salario, ni un euro más ni un euro menos, es gracias a las gestiones que en su día hizo Helia.


El otro día la interrumpí mientras ponía resina a su arco, y le pregunté cómo lo consiguió.

“Muy fácil”, me dice,

“Me planté delante del director y le dije claramente, maestro, este señor que tengo al lado toca igual que yo, y las mismas horas que yo. Y él me miró pensativo, y me respondió, tienes razón”.


Supongo que el hombre no calculó el poder de convicción de su mirada fija.


Al parecer el maestro tampoco sabía bien con quién estaba hablando.


Muy pronto os contaré cosas sobre las demás damas violinistas, Lupe, Rosa y Teresa.

sábado, 12 de febrero de 2011

Las perlas del dire (II)

¿Qué es ser romántico?

Todos tenemos la imagen de que ser romántico tiene que ver con priorizar los sentimientos y la libertad, y rechazar el racionalismo y el normativo clasicismo; algo compatible con coger y tirarse por la ventana de manera impetuosa, por una causa sin solución, como un amor, una amistad o un ideal. Sin embargo, para los músicos, el romanticismo podía suponer todo lo contrario, como dilatar la llegada de algo realmente esperado.

Tan esperado como el alivio y el gozo de la resolución de una progresión armónica.

Y quién lo inventó?

Franz Schubert.

Como dicen los libros, a Schubert se le sitúa en el primer romanticismo. Sin embargo, ya realizó innovaciones en la armonía que luego fueron utilizadas masivamente por todos los que le siguieron. Eso lo consiguió acentuando la tensión a través del tratamiento armónico que acompañaba a sus melodías. Siendo tan romántico, aventuraba realizar modulaciones, estableciendo lo que es el desarrollo en los ámbitos de las tonalidades mediantes, es decir la tercera o la sexta, de la tonalidad principal. Se demoraba, pues, en el camino hacia la resolución. Para nuestro maestro Joan Cantarell, este gesto caprichoso, este paseo voluble, lleva implícita la quintaesencia del romanticismo que latía en el interior de su caja torácica. Nos lo describe sentado ante su piano, componiendo durante todas las horas del día y todas las horas de la noche, tapado con una manta para combatir el frío riguroso vienés, sin dormir apenas, y, cuando el sueño se hacía imperioso, hacerlo sobre el teclado, recostando la cabeza sobre el antebrazo, cubierto por la manta que tenía sobre la espalda.

Nos lo imaginamos perfectamente, joven y romántico, aprovechando hasta el último aliento de inspiración, evitando alejarse del piano, y por qué no, bebiendo una pizca de vino de tanto en tanto, para entrar en calor física y espiritualmente. En fases más expansivas se deja secuestrar por su círculo de amigos queridos, intelectuales y artistas, circulando por las tabernas o celebrando tertulias y Schubertíadas.

Los médicos lo comprendemos a la perfección, ya que todos hemos preparado nuestros exámenes durante la carrera de un modo parecido: dormitando unos minutos sobre la mesa de estudio, a altas horas de la madrugada, para despertarnos envueltos en frío, tomar algo caliente y continuar. La bebida, sin embargo, suele ser café.

El joven Schubert fue, pues, el creador de esta y otras innovaciones armónicas. Cuando pensemos, pues, en ser románticos, no lo apuremos todo de golpe. Estamos en febrero y el monte está lleno de almendros en flor.

miércoles, 9 de febrero de 2011

De Noruega a Darmstadt pasando por Catalunya

Los compositores proyectamos lo infinito en lo finito. Edvard Grieg. Del libro de Arthur M. Abell, "Talks with Great Composers"


He tardado un poco más de lo habitual en actualizar el blog, pero no por falta de novedades ni de proyectos, qué va. Como orquesta tenemos una serie de obras de repertorio, pero también nos gusta aventurarnos y abarcar nuevas piezas. Desde hace un mes estamos preparando a conciencia cuatro danzas de Edvard Grieg, que van cobrando color y carácter día a día. Se trata de Melodías Elegíacas I y II (La I se llama nada menos que “corazón herido”), y para “desengrasar”, Dos Melodías “A la Noruega” y “Primer Encuentro”. Bien dirigidas son hermosas, y creo que al final el maestro Joan Cantarell se saldrá con la suya.

El “estreno” será el próximo 20 de Marzo en Caldes de Montbui. También presentaremos una obra de repertorio, el Concierto para Oboe en re menor, de Alessandro Marcello, con nuestro Pedro Zacarías como solista. Pedro toca a la perfección el violín, la viola y el oboe, y en este caso nos deleitará con sus habilidades en este último. Alessandro Marcello, por cierto, era hermano del Benedetto Marcello, de quien los violonchelistas solemos tocar algunas sonatas. En cuanto a la obra de Alessandro, en mi particella pone “Violoncello o Viola da Gamba”, como curiosidad.

Hay que decir que en nuestra orquesta hay gente realmente buena que toca indistintamente violín o viola, además de un tercer o cuarto instrumento. En épocas en que vamos “cortos” de violas, como suele ocurrir en muchas orquestas amateur, me imagino, algunos de los violinistas se ofrecen para ser violas. También ocurre en el caso de que toquemos obras en que las violas se desdoblen tanto que no nos alcanza con cuatro o cinco como es el caso de la Fantasía de Vaughan Williams.

Otro ejemplo es Domènec, uno de los integrantes más veteranos de la orquesta. Domènec, gracias a su ubicuidad y a su capacidad de organización, por su don de gentes y simpatía, es el que nos ha proporcionado muchísimos “bolos”, como es el caso del próximo concierto en Caldes de Montbui, donde hemos actuado en varias ocasiones gracias a él.


No hay nada como ser de pueblo. Domènec es un amante de la música y del arte, inquieto y curioso, orgulloso de sus raíces y feliz de buscar siempre amigos cerca de casa y lejos de ella. Viene cada martes desde Caldes, donde vive, que por cierto está a más de 33 kilómetros, pero siempre es de los primeros en llegar a todas partes. Cuando hace buen tiempo también viene con él Tina, su chica de ojos azules, con quien lleva casado desde que tenía poco más de veinte años.

En la orquesta es muy querido por nosotros, los violonchelistas, y cuando tiene problemas con sus amigos violas, nosotros lo protegemos, como puede verse en esta foto:


En Caldes, Domènec es toda una institución, publicando artículos de opinión en la prensa local, difundiendo el arte de su tierra, y viajando cada año a Alemania donde ha promovido la hermandad de su población con la ciudad de Taunusstein, cerca de Wiesbaden. Aquí, a la izquierda Caldes y a la Derecha Taunusstein.



Siempre lo encontraréis en la escuela de música Joan Valls, estudiando su instrumento o preparando festivales conmemorativos de todo tipo, como éste.

Pero todo esto no tendría ningún sentido sino añadiera lo más importante: que Domènec es un ser humano espectacular, y una de las personas que más me alegra ver cuando llego a los ensayos. Espero que no se enfade si añado esta foto que nos hicimos con su móvil hace un par de años al terminar un concierto.

Nada más por hoy. Pero seguiré, pues tenemos montones de anécdotas que contar, nuevas "perlas del dire", personajes a los que presentar y aún quedará tiempo para alguna reflexión que tengo preparada sobre el espíritu romántico!.

Gracias a Kim por la cita del libro de Abell.