La música, como la existencia, es un viaje en el que no existen caminos llanos; todo son subidas y bajadas.
Para adaptarse a ello algunos músicos hemos tenido que ingeniárnoslas para no sufrir lesiones musculares y articulares a causa del transporte de nuestro instrumento. Los contrabajos son tan grandes que prácticamente siempre llevan ruedas. En la orquesta disponemos de uno propio, de manera que uno de los dos contrabajistas acude cada martes sólo con el arco.
Los violonchelos en cambio, al ser más ligeros y transportables, disponen de estuches y fundas para poder llevar colgados o agarrados por las asas.
Esta es una pequeña historia sobre cómo llevamos los violonchelos al local de ensayo y a los conciertos en nuestra orquesta.
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| Mi cello decansando delante de la puerta de nuestro local de ensayo |
Este es el estuche de mi cello. Es de fibra de vidrio, y no pesa demasiado. Lo llevo colgado y puedo meterme en los transportes públicos. Tiene el tamaño exacto para pasar sin dar golpes por las máquinas del metro y de los ferrocarriles.
Pero hay algunos compañeros mucho más osados que yo.
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| Santiago en bicicleta |
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| Ramón, en moto |
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| La viola de Kim en un transporte más adecuado para instrumentos pequeños (foto: Miquel) |
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| El violonchelista Matthias Weinmann lleva las partituras en este carro. |
Y así fue cómo decidí un buen día comprarme un estuche. Pero no fue por la protección ni por el peso. Fue porque a mis gatos les encantaba dormir en la funda de mi cello mientras estudiaba, y luego se me llenaba todo de pelos.
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| Mi gata Sivi durmiendo dentro de la funda de mi cello |
De todos modos, la cosa se complica si tienes hijos. Aquí podéis comprobar cómo, para que mi hija no se deforme la espalda, le llevo su cello por la calle cuando vamos juntas. Mientras tanto, ella prueba un Yamaha eléctrico que se quiere comprar para no molestar a los vecinos cuando estudie por la noche.
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| María tocando un ultraligero |
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| Transportando por Barcelona el cello de mi hija, que está todo lleno de firmas, frases y graffiti. |
Post genial! Post vital! Lo del Matthias es "de traca". Un post molt divertit i "proper" per als que potser estem un xic lluny del que es una orquestra. Sobre ta filla i tu de sherpa..., no comment, para todo lo demas, masterkart :-)
ResponderEliminarWow, your section are braver than I am - I'd be terrified of falling off my bike! Fortunately, my shoulder injury is better, so I can go back to wearing my case on my back.
ResponderEliminarGustau, m'agrada que el post us diverteixi. No t'ha agradat el cello elèctric?
ResponderEliminarHooplah. They aren't brave. They're just crazy. To carry a cello on a bike! Happy to hear about your recovery. Take care and thanks for the comment!
ResponderEliminarI quan has de viatjar per un bolo... a reservar una plaça del cotxe pel txelo. No? :)
ResponderEliminarMolt bonic l'estoig. I el txelo elèctric... maco, maco...
petons
PS: perquè no hi haurà saxos elèctrics...;o)
Fra miquel! De fet el cotxe que tenim està comprat espressament per portar cellos. Quan al saxo elèctric, coneixes el EWI (Electric Wind Instrument) del meu estimat i malhauradament desaparegut Michael Brecker? Mira http://www.youtube.com/watch?v=kOEF7f2HGoE
ResponderEliminarAh, i gràcies per les fotos! Aviat les publicaré, que ja m'estàn esbroncant els companys!
¡Qué delicia de post, Nameit!
ResponderEliminarYo todavía recuerdo con horror cuando cargaba con Pinocho, mi cello (era de madera, tenía cuerdas y yo suelo ponerle nombre a casi todo). Jajaja, era más alto que yo y casi no cabíamos por la puerta del autobús...
Un petó molt molt, molt fort.
PD Me alegro de tener noticias tuyas (me tenías algo preocupada)
M'encanta aquest post, començant pel títol i seguint pel sentit de l'humor que desprèn.
ResponderEliminarPerò deixa'm dir que, com a contrabaixista, l'instrument que porteu vosaltres em sembla un clauer...
Confirmo també l'afició dels gats a fer la migdiada dins les fundes dels instruments!
Salut!
SubiOnBass, quina sorpresa! Tens raó en tot, però s'ha de remarcar que la migdiada dels meus gats es pot perllongar de 20 a 24 hores diàries...
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